El proyecto EuroPruning ha desarrollado y demostrado nuevas maquinarias y herramientas logísticas para superar las barreras que existen a la hora de utilizar podas agrícolas con fines energéticos. El proyecto, que comenzó en abril de 2013 y finalizó la semana pasada, ha puesto en práctica estos avances tecnológicos en tres regiones europeas donde también se han investigado las implicaciones ambientales y socio-económicos del uso de la poda para la obtención de energía, demostrando el importante potencial que suponen estos residuos biomásicos.
La iniciativa, financiada por la Comisión Europea a través del 7º Programa Marco, ha estado coordinada por el Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (Circe) y ha contado con la participación de 17 socios de España, Francia, Alemania, Italia, Polonia, Suecia y Bélgica. Junto a Circe, otros socios españoles han tomado parte también en EuroPruning: Cooperativas Agro-alimentarias de España y Cooperativas Agro-alimentarias de Aragón, quienes han ejercido como nexo de unión con los agricultores y cooperativas, facilitando la realización de los trabajos de investigación en campo. También la empresa Gruyser, que ha llevado a cabo las tareas de transporte de la biomasa durante las actividades de demostración realizadas en España.
Un sector con un gran potencial pero con grandes barreras
En la Unión Europea se generan, cada año, más de 13 millones de toneladas de poda (base seca), pero solo una cantidad muy limitada se utiliza como materia prima para la obtención de energía (biomasa). Una serie de barreras técnicas y no técnicas, como la complejidad de la cadena de valor o una limitada concienciación y preocupación por la sostenibilidad, impiden el uso masivo de este recurso. Sin embargo, tal y como explica Fernando Sebastián, investigador de Circe y coordinador del proyecto, "EuroPruning ha demostrado que, si se dan las condiciones adecuadas en el lugar de actuación, el aprovechamiento energético de los residuos de poda puede merecer la pena desde el punto de vista técnico, ambiental y económico".
El ámbito del proyecto ha estado centrado en los restos de podas agrícolas de frutales, olivos y viñedos. Para superar las barreras identificadas en cuanto a la utilización de estos residuos, el proyecto ha desarrollado nuevas maquinarias específicas de cosecha, como una empacadora y una astilladora. Estas maquinarias permiten en un solo paso hilerar y recoger las podas y realizar un primer tratamiento (empacado, astillado) que mejoran su aprovechamiento final.
Además del desarrollo de estas máquinas, EuroPruning ha creado una herramienta y plataforma informática (SmartBoxTool) que permite optimizar la logística tanto de recogida en campo como de entrega en lugares de almacenamiento. Así se evitan recursos innecesarios y se optimizan los transportes, reduciendo el coste de la cadena logística. La herramienta también permite realizar un seguimiento de la calidad de la poda (trazabilidad), con el fin de satisfacer en todo momento los requisitos establecidos por el mercado.
Validación en campo
Para validar estas soluciones garantizando su extensión a otras regiones, las nuevas tecnologías se han puesto a prueba en tres zonas con climas europeas diferentes. En España ha sido la región de Aragón donde se ha probado su eficacia para determinar así las mejores prácticas para el mantenimiento de la calidad del suelo y el almacenamiento de la poda. En el proyecto también han participado la región alemana de Brandenburgo y la francesa de Aquitania.
Gracias a estos ensayos, se ha llegado a la conclusión de que el uso de restos de poda con fines energéticos no es incompatible con una gestión sostenible, ni compromete la fertilidad del suelo a largo plazo. Por otro lado también se ha demostrado que las podas pueden lograr los requisitos de calidad que el mercado exige a este tipo de biomasa.
Adicionalmente, se han realizado evaluaciones medioambientales, económicas y sociales para mostrar los beneficios que puede aportar a las regiones que cuenten con este tipo de recurso. Los resultados finales no son idénticos para cada especie evaluada pero en todos los casos han demostrado que desde el punto de vista social, medioambiental y económico la nueva cadena de valor generada con las podas puede suponer la puesta en mercado de productos competitivos suponiendo grandes ventajas desde el punto de vista social y medioambiental. La nueva cadena logística permite obtener valor a partir de un residuo, generando nuevos negocios y empleos a nivel local, promoviendo al mismo tiempo el uso de una fuente renovable. Finalmente, estas evaluaciones han permitido diseñar modelos de negocio para impulsar la cadena de valor e incorporar estos productos al mercado en el corto y medio plazo.
A lo largo de su ejecución, el proyecto ha despertado un gran interés entre la comunidad científica y empresarial del sector de la biomasa. De hecho, se ha presentado en más de 50 eventos internacionales. La semana pasada, durante la celebración de la clausura en Bruselas, EuroPruning fue presentado en el Parlamento Europeo donde expuso sus resultados, así como las necesidades que se han identificado para vencer barreras normativas y legislativas que ayuden a aprovechar estos residuos de forma generalizada.
Aunque el proyecto ha finalizado, EuroPruning permitirá el surgimiento de nuevas sinergias y ya ha dado lugar a otros proyectos para continuar sus investigaciones y seguir promoviendo el uso de restos de poda como fuente de energía.