En marzo de 2014 la revista científica Catalysis Today publicaba el artículo firmado por investigadores del departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba y el Instituto KTH de Estocolmo (Suecia) sobre el empleo de platino como catalizador en el proceso Fisher-Tropsch (producción de gas de síntesis) empleado en la fabricación de biocombustibles. La semana pasada la Fundación Descubre presentaba la iniciativa en palabras de Vicente Montes, uno de los investigadores principales.
Montes explica que en el proceso de conversión de la biomasa en combustible “el catalizador combina y ordena partículas de monóxido de carbono e hidrógeno, formando una cadena”, pero añade que “el problema es que el catalizador se altera con los restos contaminantes de azufre de la biomasa”. Estos generan partículas de cobalto de mayor tamaño, “lo que provoca que el proceso y, por tanto, la producción, se ralenticen”, aclara Montes.
Incremento en cinco veces de la producción de biocombustibles
En el artículo de la Fundación Descubre exponen que el estudio demuestra cómo superar este obstáculo y la pérdida de producción de biocombustible añadiendo una pequeña cantidad de platino, que dispersa las partículas que conforman la cadena, permitiendo que fluya mejor y haciéndola más efectiva. El equipo trabajó con la producción de biocombustibles a partir de biomasa no alimentaria, como restos de poda, cultivos energéticos y algas.
Para Montes, “incorporando platino a este método sintético logramos no sólo que la actividad no decaiga, sino que aumente ligeramente y se estabilice, con lo que incrementamos unas cinco veces más la producción de combustible”. La duda que surge ante la efectividad de esta investigación es la de utilizar un metal como el platino, considerado escaso en la corteza terrestre y, por lo tanto, caro de conseguir.
Diez toneladas de mineral para conseguir 29 gramos de platino
En un artículo de Pascual Bolufer, físico y miembro de la Asociación Española de Comunicación Científica, sobre catalizadores renovables aparecido a finales del pasado año en el portal Interempresas, recordaba la publicación de una lista en 2011 por parte de la Sociedad Geológica Británica con los 52 metales que escasean por diversos motivos. Los más escasos son el antimonio, los metales del grupo del platino, mercurio y tungsteno, y recordaba que “tanto Europa como EE UU tenemos que importar el 100% de esos metales estratégicos” y que “hacen falta 10 t de mineral para lograr una onza (29 g) de platino”.
Montes declara a la Fundación Descubre que, en el caso del estudio llevado a cabo por su departamento, “se trata de una porción muy pequeña de platino, por lo que no aumenta mucho el coste del proceso y puede ser asumido en un futuro por la industria”. “El siguiente paso sería estudiar más a fondo el comportamiento del catalizador con tiempos largos de reacción, tratando de acercarnos a condiciones industriales y así evaluar su posible uso”, concluye el investigador.