El grafeno es un material formado por carbono puro, con átomos dispuestos de forma hexagonal y manera regular en una hoja de un átomo de espesor. Es, además, muy resistente y ligero (más que el aluminio) y tiene una alta conductividad, lo que permite que los electrones fluyan libremente a través de su superficie, de manera que resulta idóneo para conducir la electricidad.
El grafeno tiene, asimismo, la capacidad de excitar a varios electrones cuando es alcanzado por cada fotón; una peculiaridad que lo convierte en candidato ideal para la energía solar. Y ahí es donde entra en juego el trabajo desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad Oceánica de China.
Lo que han hecho es desarrollar una solución que permite utilizar el agua de lluvia como fuente energética. Para ello, han colocado sobre los paneles solares láminas ultra finas de grafeno que al ser golpeadas por las gotas de lluvia, que van cargadas de iones –de calcio, amonio, sodio….– reaccionan con los iones del grafeno y así se genera la electricidad.
Gracias a esta sencilla reacción química, el equipo chino, liderado por el profesor Qunwei Tang, estiman que un papel solar cubierto de esa capa de grafeno puede generar varios cientos de microvoltios en los días de lluvia. En contrapartida, en los días de sol su rendimiento cae al 6,5%, frente al 20% que ya alcanzan los paneles normales.
La investigación está todavía en una fase muy inicial, si bien Tang y su equipo creen que su trabajo –que ha sido publicado en la revista Angewandte Chemie– puede abrir una vía, hasta ahora inexplorada, para que la energía solar pueda ser utilizada en todo tipo de climas y sumarse a la creciente influencia de las renovables a nivel mundial.