Las coordenadas técnicas de la inauguración de la planta de biogás de Som Energía en Torregrossa son, más o menos, las mismas de la pocas plantas que funcionan en España: 500 kW, empleo de purines y otros subproductos orgánicos, generación de electricidad para exportar a la red y producción de calor para calentar la propia planta y la granja adyacente que aporta los purines. La diferencia con otras inauguraciones oficiales radicó en el acto reivindicativo en el que se convirtió, gracias a la participación de más de 300 socios y socias de la cooperativa.
La política energética del Gobierno, especialmente dañina para las renovables, la eficiencia y la democratización de la producción y el consumo, sirvió para escenificar el rechazo de Som Energía a través del biogás. No estuvo sola la cooperativa en este rechazo, Lluis Morer, jefe de unidad de la división de gestión energética del Icaen, perteneciente a la Generalitat de Cataluña, declaró que desde este instituto presentarán “alegaciones para rectificar la propuesta actual de remuneración a la generación energética a partir de biogás que afecta muy negativamente a la viabilidad de pequeñas plantas como esta".
Amenaza de cierre de las actuales y freno al desarrollo de futuras
Tras recordar “el papel fundamental de las plantas de biogás para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y los problemas ambientales si no se hace una buena gestión y tratamiento de los purines”, Som Energía denunció que “el cambio de retribuciones en el sector del biogás amenaza de cierre a las plantas actuales y frena el desarrollo de futuras inversiones en esta tecnología”.
La coordinadora de la comisión de biogás de Som Energía, Belén Covelo, añadió que “estamos inaugurando una instalación que es el ejemplo de cómo, desde la ciudadanía, se puede contribuir a construir un modelo más eficiente energéticamente y más respetuoso con el medio ambiente. Pero la política actual va en sentido contrario de manera irresponsable".
Por su parte, el alcalde de Torregrossa, Josep Maria Puig, reconoce que el proyecto de la cooperativa es mucho más que la planta en sí: "necesitamos iniciativas como esta para impulsar el territorio". La instalación entró en funcionamiento en julio de 2013, aunque ha sido ahora, con la planta funcionando ya al 80% de su capacidad, cuando se ha procedido a la inauguración oficial. La planta aprovecha también el otro producto derivado de la digestión anaerobia, el digestato, para emplearlo como fertilizante.