El informe de la Dirección General de Agricultura y Desarrollo Rural de la CE (Prospects for agricultural markets and income in the EU 2013-2023) analiza en total trece subsectores, que van desde los cereales a la leche, pasando por la carne de cerdo y las oleaginosas. Entre ellos están los biocarburantes, donde se asume que no se tiene en cuenta la revisión en marcha de las directivas de energías renovables y de calidad de los combustibles a la hora de presentar una cuota del 8,5% de renovables en el transporte en 2020 a partir de biocarburantes repartidos entre los de cultivo (la mayoría) y los procedentes de aceites de cocina usados y grasas animales.
La estabilidad de mercados y precios dependerá de la producción y consumo de bioetanol y biodiésel convencionales, entre otros factores apuntados en el informe, aunque no lo dudan en calificar de crucial. En concreto se espera que, con los piensos y la demanda de alimentos aumentando de forma marginal, será el mercado de los biocarburantes el que dinamice el sector. La CE estima que el crecimiento dependerá de mejores rendimientos, al disminuir progresivamente el área cultivable, y que, “en general, el crecimiento previsto en el consumo interno de cereales, oleaginosas y azúcar dependerá en gran medida de los supuestos para usos energéticos”, incluido el 8,5%.
Materia prima europea
El 8,5% hace referencia casi exclusivamente a los biocarburantes de cultivos, ya que, excepto en el caso del biodiésel a partir de aceites usados y grasas animales, a los de segunda generación se les da una cuota marginal del 0,13%, al considerar que su desarrollo será todavía muy incipiente durante todo el período de referencia (2013-2023). El informe de la DG de Agricultura y Desarrollo Rural pronostica que la demanda de bioetanol y biodiésel (estimada en más de 32 millones de toneladas equivalentes de petróleo para 2023) será mayoritariamente cubierta con la producción europea, aunque parcialmente alimentada con materias primas importadas.
Con respecto al biodiésel, en torno al 45% de los 16.000 millones de litros quie está previsto que se produzcan en 2023 procederán de cultivos europeos de oleaginosas, casi el 25% se basará en aceites usados y grasas animales y el 20% provendrá de aceites de oleaginosas importados. El resto se lo reparten aceites de palma y semillas de oleaginosas importadas y materias primas de segunda generación. En el caso del etanol, la producción superará los 12.000 millones de litros y estará basada casi exclusivamente en cereales europeos (trigo principalmente), con pequeñas aportaciones de azúcar de remolacha.