Empezaré por lo más próximo al consumidor, desde el punto de vista de la energía, la electricidad que utiliza en su casa para satisfacer sus necesidades de luz, calor, frío, comunicaciones, música, TV, etc. y cuanto le cuesta conseguirlo. Veremos más adelante cómo ese consumidor podría producir la electricidad que utiliza sin tener que pagarle a la compañía que hasta ahora mismo le venía facturando ese importante servicio.
Primero la cuestión económica. ¿Cuánto cuesta ahora mismo un kWh y cómo ha evolucionado ese coste en los últimos años? Con datos oficiales que cada cual puede contrastar en su factura, sin más que dividir lo que paga en euros por los kWh que ha consumido; cualquier otro dato está tergiversado intencionadamente.
Después de la última subida –al margen de si el Tribunal Supremo ha obligado al gobierno o no- lo cierto es que el kWh al consumidor doméstico nos cuesta 17 céntimos de euro, el valor más alto de toda la Unión Europea. El valor medio de toda la Unión era en el año 2011 de 12,75 céntimos de euro mientras que en España lo pagamos ese año a 16 céntimos (15,97 para ser más exactos). Me hace gracia que los que quieren quitarle “leña” a este contundente dato siempre dicen que hay dos países europeos que tienen la electricidad más cara que en España. Es cierto; son –nada más y nada menos– que Chipre (16,05) y Malta (18), dos grandes países-islas que tienen que generar su electricidad con combustibles fósiles como hacen en nuestros archipiélagos y en los que la electricidad costaría mucho más que en la península si no fuera porque el resto de los españoles pagamos del orden de 1000 millones de euros al año para compensar ese coste más alto.
Pero lo peor no es eso (su alto precio) sino la evolución en los últimos años y la razón –según mi opinión– de ese precio; que no valor, que es mucho más alto. En efecto, la electricidad ha subido en España a razón de un 12,5% anual de manera continua desde el año 2005 hasta hoy. En Europa ese aumento en el mismo periodo de tiempo fue del 4,3%; es decir, la tercera parte. La razón no son las primas a las renovables como con ánimo de confundir a la opinión pública y de manera insidiosa vienen insistiendo en los medios de comunicación controlados por las grandes empresas eléctricas. La razón bien simple es el exceso de beneficios –siempre crecientes– de esas mismas empresas que vienen actuando en la práctica como propietarios absolutos y hegemónicos de un sistema eléctrico que debía ser de todos (así fue en el pasado) y que un gobierno del PP –precisamente- les regaló con la ley 54/97 del Sector Eléctrico y los gobiernos posteriores del PSOE no supieron o no quisieron corregir. Como consecuencia de la aplicación de esa ley tenemos el lío que tenemos ahora. ¡Con lo sencillo que es resolver el problema! Vamos, de matemáticas elementales; solo hay que saber sumar, restar y algo de multiplicar.
Otro día, más.
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1. Una verea (vereda) es (RAE) “un camino angosto, formado comúnmente por el tránsito de peatones y ganados”. En mi tierra se dice: “cuando un tonto coge una verea, se acaba la verea y sigue el tonto”. Llevo mucho tiempo en la verea de las energías renovables y espero no ser yo el tonto.
2. Ya se sabe lo que decía el poeta andaluz Antonio Machado, “es de necios confundir valor y precio” y el valor de la electricidad es mucho más alto que su precio por alto que este sea; que lo es.