Casi 18.000 de los 22.000 millones de euros que anunció la semana pasada la CE que se invertirán en sectores líderes en innovación irán a cinco grandes asociaciones público-privadas. Aparte del montante destinado a la llamada bio-industria y las pilas de combustible e hidrógeno, se destinarán 4.815 millones de euros a inversiones vinculadas a componentes y sistemas eléctricos, 4.050 millones a la segunda parte del programa Cielo Limpio y 3.450 a iniciativas sobre medicamentos innovadores. En total, la inversión de la UE asciende a 6.400 millones de euros procedentes del programa de investigación e innovación Horizonte 2020, 10 000 millones los pondrá la industria y cerca de 1.200 millones los Estados miembros de la UE.
Las iniciativas relacionadas con las bio-industrias, cuyo nombre en inglés es Bio-Based Industries (BBI), se centrarán en tres grandes áreas de actividades: materias primas, mediante la promoción y oferta de biomasas sostenibles que presenten mayor productividad y creen nuevas cadenas de suministro; biorrefinerías, optimizando un procesamiento eficaz a través de la I+D y la demostración de esa eficacia y la viabilidad económica en instalaciones a gran escala; y otra centrada en mercados, productos y políticas para desarrollar mercados para las nuevas producciones dentro de un marco político más adecuado.
La biomasa jugará un papel clave en la bio-economía
Se espera que las nuevas industrias que trabajen en el marco de estas iniciativas tecnológicas conjuntas (ITC, es el nombre oficial que reciben en la UE) dentro del programa BBI comiencen a trabajar el próximo año, para finalizar los proyectos en 2020. Los socios industriales formarán parte del Bio-Based Industries Consortium (BIC), que reúne ya a cerca de cincuenta compañías europeas, organizaciones, centros de investigación y pymes de diversos sectores: agrícola y ganadero, agroalimentario, biotecnología, silvicultura, producción de pasta y papel, productos químicos y energía.
Según la información del programa aportada por la CE, las nuevas industrias que se creen “aumentarán la competitividad de la economía europea a través de la reindustrialización y el crecimiento sostenible”. Entiende que gracias al BBI se crearán nuevas cadenas de valor entre sectores no directamente relacionados que irán desde industrias de procesamiento en el sector primario a marcas de consumo. “El desarrollo de nuevos productos y mercados basados en la biotecnología –prosigue– va a diversificar las fuentes de ingresos de las industrias”. Por último, esperan que el gran potencial de biomasa disponible en la UE desempeñe un papel clave en el avance de la bio-economía en Europa.
La experiencia de la UE en biorrefinerías
Como modelo a seguir, la CE pone el proyecto Eurobioref, incluido en el actual programa marco de investigación de la UE. Se creó para demostrar que una biorrefinería maneja múltiples tipos de biomasa, desde hierbas a árboles pasando por residuos agrícolas y forestales que pasan por variados procesos (químicos, bioquímicos, termoquímicos) y producen también muy diferentes materias: productos químicos, biopolímeros y biocarburantes de aviación. Entre los objetivos a conseguir están mejorar en un 30 % la rentabilidad, reducir en un 30 % el consumo de energía y lograr la meta de cero residuos. La biorrefinería desarrollada será modular y flexible, de manera que se pueda instalar en diferentes lugares de Europa.
Eurobiorref no es la única experiencia en este campo que promueve la CE. En mayo de este año, y tras valorar cuestiones sobre competencia empresarial e investigación científica, aprobó una ayuda de 40 millones de euros para el desarrollo de una biorrefinería de “tercera generación” que producirá energía térmica y electricidad y calor, además de productos químicos destinados a varios fines, entre ellos el alimentario. El agraciado fue SAS Pivert, un consorcio público-privado francés formado por seis empresas y diecisiete organismos de investigación que ya ha comenzado a trabajar en Genesys, el nombre del proyecto.
