En efecto, ya en la comparación de las plataformas que cada partido presentó a la opinión pública se vislumbraba qué orientación proponían ambos. Baste citar que la del Partido Demócrata plantea generar el 80 por ciento de la electricidad a partir de fuentes de energía limpia para el año 2035, una ambiciosa actualización de la meta mencionada en el programa que los demócratas llevaron adelante en 2008, cuando se propuso el 25 por ciento para el año 2025.
Valga como contrapartida que la propuesta energética del candidato perdedor, Mitt Romney, no sólo no proponía objetivos para la contribución de las energías renovables, sino que la palabra "renovable" aparecía allí sólo una vez en un contexto favorable, en términos estratégicos, mientras que "solar" y "viento", en su mayoría, lo hacían en contextos negativos.
No es distinta la sensación que despiertan las posturas frente a los incentivos a los hidrocarburos. Si Obama cumple con lo planteado en su plataforma, recortará 40 mil millones de dólares durante 10 años en recortes de impuestos que ya perciben las compañías petroleras y de gas, pero mantendrá los incentivos fiscales para las energías renovables. Mitt Romney proponía retroceder los créditos fiscales para las energías renovables, y mantener los subsidios para el petróleo y el gas, un monto que está cifrado en 2.800 millones de dólares.
Otra expectativa que despierta la continuidad de Obama es la renovación de los dos principales incentivos a las renovables: el crédito tributario de 0,022 dólares por kilovatio-hora de producción, responsable del crecimiento de la industria eólica doméstica, y la inversión del 30 por ciento de crédito fiscal para los equipos de energía limpia, lo que ha propiciado el crecimiento de la industria solar. Ambos están a punto de expirar a finales de este año. Habrá que ver cómo responde el Congreso ante esto, ya que al igual que la administración que concluye en enero, la próxima volverá a tener mayoría republicana, generalmente en contra de medidas de este tenor.
Debería sumarse el espaldarazo que significó para Obama el inesperado apoyo que recibió del alcalde Nueva York, Michael Bloomberg, cuando lo presentó pocos días antes de las elecciones como el candidato más probable para liderar el cambio climático.
También hay situaciones objetivas que ayudan en los planteos pro-renovables de Obama, como es el cierre programado de 125 plantas de carbón -de las 500 que hay en todo el país-. Con esta base fósil se produce el 37% de la electricidad de Estados Unidos, lo que representa una baja del 50% respecto de hace apenas cinco años, y esta es una tendencia que no muestran signos de retroceso.
Es sólo un ejemplo, pero invita a pensar que, tal vez como el propio Obama dijo en su discurso de aceptación de la victoria, en las renovables en Estados Unidos “lo mejor está por venir”.