"Sin tener en cuenta los costos ambientales, legales, operativos, mantenimiento, impositivos y energéticos de un pozo de fracking –sostiene D´Elia–, que son muy superiores a los de un parque eólico, la entrega de energía de uno con respecto al otro a la misma inversión inicial, es clara: parque eólico 252.000 MWh – pozo de fracking 62.445 MWh. Una relación 4 veces superior. Esto es durante la vida útil del pozo (6 años máximo), pero el parque eólico tiene una vida útil media de 30 años, por lo que la entrega de energía es 20 veces superior."
En su informe, el ingeniero D'Elía, que es presentado como analista en Petróleo y Gas, Ingeniero en Petróleo, Master Ambiental y Master en Energías Renovables, plantea que, básicamente, el planeta tiene una matriz dependiente en un 55% de los hidrocarburos, dependencia que en Argentina cifra en el 90% (en torno al 85% en España). Así, sostiene que se ha llegado al techo de la producción de los combustibles fósiles, "hoy la demanda supera la oferta, generando una pequeña brecha que al pasar los años será aun mayor y las consecuencias impredecibles".
Respecto al gas de esquisto, que se obtiene por medio del sistema llamado fracking, asegura que se logra desde pozos que "se agotan rápidamente". Con una serie de comparaciones estadísticas es como llega a la conclusión mencionada al principio.
"El sol provoca la circulación del viento (energía eólica), genera las olas (energía undimotriz) , garantiza el ciclo del agua para que existan los ríos (energía hidráulica), aun guarda calor dentro de la corteza terrestre (energía geotérmica), nos aporta luz (energía fotovoltaica) y calor (energía térmica). Sin embargo seguimos agachando la cabeza para buscar en el suelo, exprimiendo las rocas para extraer la última gota de energía, siendo que la mas grande fuente de energía que nunca acabará la encontraremos con solo alzar la cabeza y comenzar a mirar al cielo", dice D´Elia, del que pueden verse varias conferencias sobre el tema en Youtube.
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