El sector eléctrico español es ciertamente un sector bastante cerrado a la sociedad, de cuyo funcionamiento poco o nada se sabe y en el que, a priori, menos repercusión puede tener el consumidor para tomar parte en él y comandar su futuro. Sin embargo, es uno de los sectores con mayor clientela en número de usuarios (unos 28 millones de suministros en España), lo que supone que un cambio en el comportamiento de consumo de una buena parte de ellos repercutiría en el modelo energético que queremos para nuestro país. El primer paso para dicho cambio es conocer el origen de la electricidad que consumes.
Existe la posibilidad de que el consumidor de electricidad puede cerciorarse de que la comercializadora que le suministra electricidad tiene un verdadero compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad y de esta manera repercutir en el origen de la electricidad demandada y así desplazar a las tecnologías que no son sostenibles.
La adquisición de energía se puede realizar a diferentes comercializadoras que cuentan con diferentes mix de comercialización y, lo que es más importante, diferentes mix de generación.
Ambos términos no representan lo mismo; el mix de comercialización viene determinado por las garantías de origen que el comercializador en cuestión posee. Las garantías de origen y etiquetado de la electricidad es un sistema por el cual la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) otorga a cada comercializador un certificado de garantías de origen que representa los kWh (energía) que puede comercializar como kWh de origen renovables, cantidad que está obligado a reflejar en su factura.
Este sistema permite valorar con un precio los kWh de origen renovable, lo que hace que estos tengan un valor monetario, algo realmente importante. No obstante, también existen ciertos “peros”: en la definición “renovable” que hace la CNMC, también se incluye a tecnologías como la gran hidráulica (presas y embalses), que si bien son renovables, habría que analizar si su impacto ambiental hace que pueda definirse como una “tecnología verde”.
Los grandes grupos eléctricos que poseen varios miles de MW de potencia instalada de gran hidráulica solicitan las garantías de origen de sus propias centrales. Además, una comercializadora que quiera reflejar que su comercialización es más renovable o 100% renovable solo tiene que adquirir y abonar el certificado que le acredita como que la electricidad que comercializa es en un X% de origen renovable, no importando si vierte este porcentaje o de que tecnología procede la electricidad que vierte a la red.
Concretando, el sistema de garantías de origen y etiquetado de la electricidad, que define el mix de comercialización, simplemente garantiza que el porcentaje de energía renovable que nos vende nuestra comercializadora ha sido vertido en la red.
Técnicamente la electricidad consumida por cualquier usuario conectado a la red eléctrica proviene de un “mix” de fuentes de energía: hidráulica, carbón, gas, nuclear, etc, un kWh vertido por cualquiera de estas fuentes es indistinguible a la hora de ser consumido.
Mix de generación
Por su parte, el mix de generación hace referencia a la electricidad que se ha vertido a la red y por la cual se han obtenido todas o parte de las garantías de origen. Este mix es más representativo del compromiso con la sostenibilidad y el carácter renovable del comercializador al que se adquiere la electricidad, ya que refleja en qué medida aporta al sistema eléctrico kWh de origen “verde”.
Un comercializador puede ser representante de productores de energía renovable. En este caso, el cometido del comercializador es llevar al mercado la energía que las instalaciones de los productores vierten a la red. También puede poseer plantas propias de generación gestionando su propia energía para llevarla al pool o mercado eléctrico.
El “mix” que aparece en las facturas de electricidad hace referencia al mix de comercialización y no al mix de generación que tiene cada compañía (pueden existir comercializadores que solo adquieran electricidad en el mercado), por esto una compañía que quiera ser 100% renovable ha de serlo en sus dos facetas: a la hora de comercializar la energía a sus clientes y a la hora de vender la energía generada que gestiona.
La compañía que elegimos para que nos suministre electricidad tanto para nuestro hogar como para nuestro negocio, puede influir en el modelo de desarrollo que queremos que siga el sector eléctrico. Si elegimos una que comercialice exclusivamente energía verde aumentará la inversión y el apoyo a las tecnologías renovables para ir alejándonos de ese modelo energético caduco basado en energías fósiles. Sí, porque una cosa está muy clara: el futuro será renovable o no será.