Cuando las leyes y las políticas son claramente injustas, tenemos que decidir la mejor manera de enfrentar y cambiar, ya sea con las protestas, boicots o incluso con la desobediencia civil no violenta. Es el consejo que dan los expertos del WorldWatch Institute en su informe el Estado del Mundo 2013, muy gráficamente subtitulado “¿Es aún posible lograr la sostenibilidad?” y del que nos hacemos eco en este número.
¿Lo es? ¿Es aún posible lograr la sostenibilidad? ¿Estamos dando los pasos adecuados en España para lograrlo? La realidad es que nos hallamos a una enorme distancia de conseguirlo. Un ejemplo es que sólo para absorber nuestras emisiones de CO2 necesitaríamos una superficie forestal equivalente a tres países como el nuestro. Seguimos anclados en un modelo de consumo de recursos totalmente desproporcionado, malgastando el agua, contaminando el suelo, quemando energías fósiles como si éstas fueran eternas y el cambio climático no existiera. Y lo poco que hemos avanzado en ahorro de energía –otro tema ampliamente retratado en este número– se debe mucho más a la crisis que a una verdadera concienciación ciudadana. No digamos ya de nuestros políticos, que son los responsables de tomar las medidas necesarias para lograr que España abandone la dañina –medioambiental y económicamente– senda de dependencia energética en la que nos encontramos.
Al escribir estas líneas aún no se sabe si el Congreso ha dado luz verde o no a esa sucesión de despropósitos que el Gobierno llama Reforma Energética. En Energías Renovables hemos escrito profusamente sobre ello a lo largo de los últimos meses, pero es difícil resistirse a no volver a preguntarse cómo es posible que quienes tienen el mandato de velar por el bienestar del conjunto de los ciudadanos estén empeñados en caminar con el paso tan cambiado y en desmantelar una industria, la de las renovables, que resulta imprescindible para nuestro futuro.
Es posible que, si finalmente la reforma recibe el beneplácito de los diputados, haya jueces que la echen para atrás; o que lo haga Bruselas. Entre otras razones, porque las las (se repite las) continuas modificaciones retroactivas que contempla son contrarias a la Carta de Energía, ratificada por España y de obligado cumplimiento. Pero hasta llegar ahí habremos perdidos millares de puestos de trabajo y años de esfuerzo en I+D, con la industria española de renovables que pueda permitírselo probando fortuna en territorios menos hostiles. Y generar energía en casa con solar será prohibitivo.
Un lector nos remitía hace unos días un comentario, preguntándose con ironía lo siguiente: si tenemos que pagar peaje de respaldo a las eléctricas por aquello de si falla la solar, ¿tendremos que pagar también peaje de respaldo a los fabricantes de pilas y linternas para cuando falle el suministro eléctrico tradicional?
Hasta el mes que viene.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com