"Es un error creer que estamos promocionando los biocarburantes basados en alimentos. En nuestra próxima propuesta hacemos exactamente lo contrario: los limitamos al nivel de consumo actual, que es del 5%, hasta 2020", El comunicado de Hedegaard y Öettinger, dado a conocer por la agencia Reuters, y emitido tras una reunión informal de ministros de Energía de la UE ayer lunes en Chipre, deja claro el cambio de política de la CE. Ahora ya es firme su propuesta de que para cumplir el objetivo del 10% de incorporación de energías renovables en el transporte en 2020 solo la mitad podrá cubrirse con biocarburantes a partir de cultivos. Además, ya le han puesto fecha para su aprobación: octubre de este año.
La propuesta de la CE tendrá que pasar por la aprobación de los Estados Miembros de la UE y el Parlamento Europeo. No se espera que encuentre muchos problemas en su tramitación, ya que Francia, uno de los principales países tanto productores como consumidores de biocarburantes, ya se ha plantado en el 7% de incorporación de los de primera generación en el transporte para 2020, cuando es el objetivo que se cumple desde 2010. La decisión la avanzó hace unos días el ministro de Agricultura, Stéphane Le Foll, y la confirmó el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, en una conferencia este fin de semana.
A partir de 2020 la apuesta será únicamente por la segunda generación
La CE es consciente que de aquí a 2020 será difícil armar una alternativa industrial viable con biocarburantes de segunda generación que cubra el resto del objetivo. El propio Öettinger comentó a los periodistas en Chipre que “aumentar el uso de biocarburantes depende de desarrollar una nueva generación de fuentes”, pero que los de segunda generación “son mucho más costosos que los hechos a partir de cultivos como la colza y el trigo”. A pesar de todo, insistió en que todo lo que supere el 5% sólo se puede lograr a partir de una fuente de segunda generación, como desechos o residuos agrícolas como la paja, pero no a partir de cultivos.
A partir de 2020, la apuesta por los nuevos biocarburantes será aún más firme, y están decididos a impulsar aquellos que “nos ayuden a recortar sustancialmente las emisiones de CO2, que no compitan con los alimentos y que sean sostenibles y ecológicos al mismo tiempo”. Tras conocer la primera filtración de la propuesta, Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes, advirtió de que esta “tiene el efecto evidente de reducir la puesta real de biocarburantes en el mercado, socavando gravemente los propios fines perseguidos, ya que todo el que deje de comercializarse será sustituido por carburantes fósiles”.
La denunciada responsabilidad de los biocaburantes en la escasez de materias primas y la escalada de precios de algunos alimentos, encabezada por ONG ecologistas y de ayuda al desarrollo, ha calado definitivamente en los gobernantes de países europeos y de la UE a la hora de tomar estas medidas. La ofensiva por parte de las ONG se ha incrementado al conocer la propuesta de la CE, y Oxfam presentó ayer mismo un nuevo informe (Las semillas del hambre), con un mensaje definitorio de los nuevos tiempos (“La lucha ya ha comenzado. Es hora de eliminar los mandatos de biocombustibles de la UE”) y argumentos que aprovechan la ocasión: “la tierra utilizada para producir biocombustibles para llenar los depósitos de los vehículos europeos durante un año podría producir maíz y trigo suficiente para alimentar a 127 millones de personas”.