Greenpeace ha querido escenificar así su crítica a "las contradicciones internas de Die Linke en temas de carbón". Según la organización ecologista, "en su programa electoral, Die Linke defiende la eliminación gradual de carbón y hablan en contra de las minas de lignito a cielo abierto, pero, en el bundesland de Brandenburgo, el partido trabaja para que se conceda la licencia de funcionamiento a la gigantesca mina a cielo abierto Welzow-Süd II", algo con lo que Greenpeace no está en absoluto de acuerdo: "las centrales térmicas que usan carbón como combustible son las mayores fuentes de emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, el principal causante del cambio climático".
50 millones de toneladas de CO2 al año
Según Greenpeace, las tres centrales térmicas de lignito de la región alemana de Lausitz, que pertenecen a la compañía eléctrica estatal sueca Vattenfall, producen "más de 50 millones de toneladas de CO2 al año, casi tanto como toda Suecia". Pues bien, el gobierno de Brandenburgo votará a principios de junio la propuesta de la ampliación de la mina de carbón y Die Linke es miembro de la coalición que gobierna en ese bundesland, y partido decisivo para apoyar al Partido Socialdemócrata (SPD) y que se apruebe la propuesta de la mina a cielo abierto Welzow-Süd II, lo que permitirá -explica Greenpeace- que determinadas regiones alemanas sigan "con el sucio negocio del carbón en las próximas décadas".
No al carbón, sí a las renovables
Además -explica Greenpeace en el comunicado que hizo público ayer-, unas 800 personas tendrán que ser reubicadas, "la mayoría de ellas en contra de su voluntad". Según la responsable de la Campaña de Cambio Climático en Greenpeace España, Tatiana Nuño, "lo que está en juego en la región de Lausitz es mucho más que otra mina de carbón a cielo abierto, se trata de derechos humanos y de la protección del clima global". Por ello -concluye Nuño-, Greenpeace pide a Die Linke que presente un plan para el abandono del carbón que sea socialmente aceptable y seguro para el clima: "solo se creará empleo seguro si nos despedimos de la era del carbón e invertimos en tecnologías basadas en energías renovables".
Las ganancias se privatizan y las pérdidas se socializan
Por otro lado, la organización ecologista asegura que un estudio que ha encargado recientemente "ha demostrado que los enormes costes millonarios de las operaciones de la minería a cielo abierto de lignito no están completamente cubiertos por Vattenfall". Estos enormes costes acaban siendo transmitidos a la sociedad, según Greenpeace. En ese sentido, Karsten Smid ha sido muy crítico: "el responsable de Economía de Brandemburgo, Ralf Christoffers (miembro de Die Linke), está haciendo exactamente lo que su partido siempre ha criticado: privatizar las ganancias y socializar las pérdidas. Die Linke no debe tolerar estas contradicciones en las políticas del lignito".