La Comisión Europea presentará su propuesta energética de aquí a 2030 para la Unión Europea (UE) en apenas dos semanas. Pues bien, en este contexto, los países de la Unión se están posicionando y pronunciando sobre el asunto y, en ese sentido, la organización ecologista hace alusión a la carta susodicha, misiva en la que los ocho "piden que la Comisión Europea proponga un objetivo de energías renovables para 2030, además del de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero". La carta -explica Greenpeace- "dice que el objetivo en renovables fortalecerá la competitividad europea y promoverá el crecimiento económico y la creación de empleo, además de que es esencial para el fortalecimiento del mercado energético europeo". Además, el establecimiento de un objetivo renovable a escala europea podría favorecer al sector español de las energías limpias, aún capaz de competir a alto nivel en los mercados internacionales, pero absolutamente parado a escala nacional.
España, en dirección contraria
A pesar de todo ello, sin embargo, y según Greenpeace, "en España, ni el ministro de Medio Ambiente [Cañete] ni el de Industria [Soria] han manifestado su posición en el marco de la UE, a diferencia de sus homólogos en países vecinos como Francia o Portugal, los que incluso apoyan que se tenga un objetivo de mejora en las infraestructuras energéticas, que España siempre ha defendido, y que ellos ven como una pieza clave para la mayor penetración de renovables". Sobre el particular, la responsable de la campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace, Tatiana Nuño, se ha mostrado muy crítica: "la obsesión antirrenovables de este Gobierno, como refleja la reforma energética que acaba de aprobar Soria, va en dirección contraria a la estrategia europea de lucha contra el cambio climático mediante la expansión de las renovables".
Alerta
Greenpeace también critica que Miguel Arias Cañete, a pesar de pertenecer al grupo de "crecimiento verde de la UE" apoye solo un compromiso de reducción de emisiones del 40% para 2030, lo cual "es, a todas luces, insuficiente". La organización ecologista pide por eso a la Comisión Europea y los países miembros "que el próximo libro blanco incluya objetivos alineados con las recomendaciones científicas". Para ello -explica Greenpeace-, se necesita "un triple objetivo obligatorio para 2030: reducción del 55% de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero respecto a 1990, cobertura del 45% del consumo de energía mediante fuentes renovables y un objetivo de ahorro y eficiencia energética del 40%". La organización ecologista alerta de que "se están viviendo situaciones de emergencia", como "las 400 partes por millón de CO2 en la atmósfera, el mínimo de hielo en el Ártico y numerosos eventos climáticos extremos". Los efectos del cambio climático, producidos por la acción del hombre, son evidentes -concluye la organización- "y deben tomarse medidas urgentes y compromisos de todos los estados para evitar que las temperaturas mundiales suban 2 ºC y que el cambio climático sea catastrófico e irreversible".