El miércoles pasado se publicó la propuesta de reparto por país de la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero de la Unión Europea para sectores difusos (transporte, edificios, agricultura y residuos). El objetivo común de la UE es reducir un 30% sus emisiones sobre las que tenía en 2005.
En este reparto, a España le ha tocado un 26%, bastante cerca de la media. La Comisión ha explicado que se ha basado en el PIB de cada país, exigiendo más a aquellos países con mayor renta per cápita y menos a los más pobres. Hasta aquí el reparto parece no tener nada de malo o criticable. Sin embargo, la Fundación Renovables considera que lo planteado para España “es un objetivo de tan fácil cumplimiento, tan laxo, que puede resultar perjudicial para su desarrollo económico”.
FR recuerda que el 26% de la reducción que se exige a España (desde sus niveles de 2005) casi se ha cumplido en la actualidad. En 2013 la reducción que se había producido era superior al 21% por lo que, pese al aumento de emisiones de los dos últimos años, significaría que Europa le pide a España que reduzca en los próximos 15 años sus emisiones -para sectores tan importantes como el transporte, los residuos, la agricultura y los edificios- tan solo alrededor de un 5%.
Para la Fundación Renovables, teniendo en cuenta las capacidades de España como país y la obligación y oportunidad de descarbonizar su economía en el medio plazo, cumplir un objetivo tan nimio significará que no se producirá innovación suficiente y que estamos perdiendo el carro del progreso.
“Los objetivos marcados desde una Europa de dos velocidades ambientales no van a empujar nuestra economía sino todo lo contrario”, asegura. Y da como referencia lo que está ocurriendo con el vehículo eléctrico, en el que estamos a la cola de Europa. “Si no revertimos este dato en el corto plazo, los productores terminarán migrando a países donde se producen más matriculaciones de vehículos electricos, perdiendo, además de una oportunidad de mejorar la calidad del ambiente y de la vida urbana, un importante motor de creación de empleo”.
Más ambición
Desde la Fundación Renovables se señala también que muchas soluciones ya están en marcha y llevarán a reducciones de emisiones más importantes que las que exige este objetivo. Medidas como los planes emprendidos desde los diferentes ayuntamientos de España para reducir la contaminación, fundamentalmente por la obligación de mejorar la salud de los ciudadanos o las políticas de urbanismo y movilidad que reduzcan la necesidad de transporte, acerquen viviendas y puestos de trabajo y mejoren la calidad de vida de todos.
En el sector residuos las mejoras deben ser también importantes. De hecho, estamos obligados a reducir al 10% los residuos urbanos que van al vertedero en 2030 y aumentar mucho los objetivos de reciclado y preparación para reutilización por normativa europea. “En un país que está por encima del 50% en residuos a vertedero, cumplir con estos objetivos, exigirá un cambio ambicioso e innovador del sector para trasformar los residuos en recursos (incluyendo sistemas de depósito para asegurar un mayor reciclado y de calidad y posibilitar la reutilización) y entrar en una economía circular con menor consumo de energía y materiales, con innovación a tope en un sector actualmente atrasado.”
La Fundación Renovables considera, así mismo, clave para nuestra economía el sector de la edificación. Sólo un 1% de los edificios en España cumple con la normativa más exigente en eficiencia energética por lo que el margen de actuación es enorme. Al respecto, señala: “tenemos un parque que hay que remodelar de manera extensiva (la Comisión plantea como objetivo 2020 en su Hoja de Ruta 2050 para uso eficiente de recursos, el renovar un 2% del parque edificado anualmente, ¡casi medio millón de edificios al año en España)! y lo bueno es que reactivar el sector de un modo sostenible fomentaría la creación de empleo precisamente en el sector en el que más se ha perdido y para muchos años”.
¿Por qué espera tan poco la Comisión de España?
La pregunta la formula y la responde la propia fundación: “No se debe tratar de capacidad ni de necesidades sino de que la Comisión, con sus políticas de austeridad, lleva cerrando el grifo a los países del Sur durante años y ha impedido cualquier política de expansión económica”,
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Otra posible explicación, continua la FR, es que “esto es lo que desea nuestro Gobierno en funciones y es lo que ha pedido a la Comisión, como lo ha hecho Polonia, ya que ambos consideran la reducción de emisiones gravosa para el modelo económico insostenible que se quiere seguir propiciando”.
La fundación advierte que España no necesita que la Comisión Europa sea poco exigente con sus compromisos ambientales. “Lo que este país necesita son inversiones suficientes , eficientes y eficaces, justamente para poder descarbonizar el transporte, la edificación, la agricultura y los residuos como objetivo deseable en sí mismo a todos los efectos y buenos para los españoles”.
Por último, hace referencia a lo señalado por el periódico The Economist en 2006, apuntando que el hecho de que la UE se comprometiera a reducir sus emisiones con el Protocolo de Kioto le dio ventajas competitivas con respecto a Estados Unidos (de aquí la fuerte presencia de empresas renovables de la UE, incluyendo españolas, en EEUU); y la Comisión volvió a insistir en ello al proponer reducciones más estrictas para 2020. “Los objetivos más ambiciosos se traducen en innovación y competitividad (además de mejoras ambientales) y los más laxos no”.