El Sr. Nadal (el gemelo Alberto, nombrado secretario de Estado de Energía, el 28 de diciembre de 2012, día de los Santos Inocentes), obsequió a la ciudadanía del Estado español el pasado mes de marzo –lo hace a menudo– con una de sus esperpénticas frases, en las que, una vez mas, como es habitual en su persona, carga contra las renovables (considerando que “alcanzar un mix 100% renovable en 2050, es ‘un canto al sol’ tecnológicamente inviable”), carga contra las persones y entidades que usan la energía captada en el lugar donde se vive o se trabaja (calificando a “los autoconsumidores de ‘depredadores’ contra los consumidores normales, al pretender con el autoconsumo no abonar costes fijos del sistema y endosárselos a los demás”), justifica las centrales de ciclo combinado a gas y las nucleares (afirmando que “una turbina de gas y una eólica tienen más o menos el mismo coste, pero que las primeras son mucho más rentables porque ‘pueden operar muchas más horas’ que las segundas” y que “el cierre nuclear tendría un ‘coste’ brutal para el país”), etc.
Si alcanzar el 100% renovable en 2050 es un ‘canto al sol’, le preguntamos al Sr. Nadal, ¿cómo es que desde la Universidad de Stanford publican escenarios, no solo para todos los Estados de los Estados Unidos, sino también para que la mayoría de países del mundo puedan llegar a un suministro total de energía basado en el 100% renovable?, ¿cómo es que Dinamarca tiene un pacto de Estado, admirado por doquier, para llegar al 100% renovable?, ¿cómo es que en Alemania, las comunidades territoriales compiten para ver quien llega antes al 100% renovable?…
El Sr. Nadal, no debe tener suministro eléctrico en su casa (o quizás no lo paga), pues que yo sepa a todos los usuarios de la electricidad en España, se nos cargan religiosamente todos los costes del sistema eléctrico (incluso se nos han cargado algunos debidos a determinadas actuaciones, que yo califico de imprudentes, financiera, económica y tecnológicamente, de quienes las decidieron en su día, sin contar con la opinión de la ciudadanía). Y dicho sea de paso, un sistema eléctrico que es un calco del sistema que Edison diseñó y puso en funcionamiento en su central de Pearl Street, hace ya mas de 100 años, en New York. Un sistema sucio, obsoleto e ineficiente para generar electricidad a base de quemar preciosos materiales fósiles (o fisionar materiales nucleares), comprados en países donde no se respetan los derechos humanos, y que al quemarlos emiten gases que son la causa del grave problema del calentamiento global de la atmósfera (o envenenan radiactivamente la biosfera).
Calificar de “depredadores” a aquellos sectores de la sociedad que, asumiendo su responsabilidad ecológica y cívica ejercen un acto solidario de apropiación social de las tecnologías renovables y de democratización de la energía, solo lo puede hacer una persona que ejerza como mercenario a sueldo de aquellas empresas que actúan irresponsablemente quemando y haciendo quemar combustibles fósiles, con el objetivo de enriquecerlas a costa de la salud de los ecosistemas y sociedades humanas. Yo le preguntaría al Sr. Nadal, si yo ya pago religiosamente los costes del sistema en la factura de la electricidad que compro, ¿por qué me hace pagar por el hecho de generar localmente energía en mi domicilio familiar, cuando la electricidad que genero y uso directamente, evita los costes asociados a la generación, transporte, distribución y comercialización de una electricidad, generada lejos, en centrales contaminantes y transportada (con sus consiguientes pérdidas) a larga distancia?.
La respuesta a esta última pregunta es muy simple: cada kWh generado localmente por las personas, es un kWh de menos que generan, transportan, distribuyen y comercializan los oligopolios eléctricos, con lo cual ven mermados sus suculentos beneficios, que en las últimas décadas han visto garantizados por las actuaciones de los gobiernos de turno, algunos miembros de los cuales se han visto ‘premiados’ con nombramientos en consejos de administración de los oligopolios.
Si el cierre nuclear tendría un ‘brutal’ coste para el país, ¿cómo es que el CEO de una de las empresas eléctricas más prominentes y técnicamente capacitadas del mundo (Pacific, Gas & Electric Company), y que previamente había presidido dos eminentes, respetables y respetadas instituciones americanas (Nuclear Energy Institute y Edison Energy Institute), anunciara recientemente la decisión de cierre de los dos reactores nucleares que conforman la central de Diablo Canyon (California) por que no eran ni económicos, ni serían necesarios? (Closing Diablo Canyon Nuclear Plant Will Save Money And Carbon, Amory B. Lovins, Forbes / Energy, June 22, 2016)
Cada vez que abre la boca el Sr. Nadal (Alberto), nos recuerda al maestro de la propaganda nacional–socialista, el mariscal Paul Joseph Goebbels, ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi, que dijo: “Repite mil veces una mentira y se convertirá en verdad”. Es lo que ha estado haciendo el Sr. Nadal con las tecnologías renovables desde que fue nombrado por el Consejo de Ministros, un buen día de los Santos Inocentes.