“Guerra de comisiones del Parlamento Europeo en torno a los biocarburantes”. Como ocurre con las portadas de El Jueves, teníamos otros titulares, pero consideramos que el elegido es el mejor. La Comisión de Industria, Investigación y Energía aprobó hace menos de un mes que los biocarburantes de cultivos debían llegar al 6,5 % de participación en el 10 % de renovables en el transporte para 2020 y no incluir el CIUT en la nueva legislación al respecto. La de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria aprobó ayer que el porcentaje de biocarburantes convencionales sea del 5,5 % y que sí se incluya el CIUT en la modificación de las directivas.
En lo único que coinciden ambas comisiones es en fijar un porcentaje (el 2 %) para los biocarburantes avanzados, procedentes principalmente de algas y “ciertos tipos de residuos”, según la nota difundida por la Comisión Envi (acrónimo utilizado oficialmente). También apuesta esta última por establecer para la electricidad producida a partir de fuentes renovables otro 2 % de objetivo sobre el consumo total de energía en el transporte en 2020, “para aumentar la cuota de mercado de los vehículos eléctricos”, añaden. La propuesta de la comisión se aprobó con 43 votos a favor, 26 en contra y una abstención.
Lepage: “Hay que limitar los agrocarburantes convencionales e impulsar los avanzados”
En unas declaraciones realizadas el día anterior a la votación, Corinne Lepage, eurodiputada liberal francesa que redactó la ponencia aprobada, ya anunciaba que la promoción de los biocarburantes producidos con cultivos alimentarios tuvieron un “impacto negativo en los países en desarrollo”. “Por un lado –prosigue–, aumentaron los precios de los alimentos, y por otro, hicieron que la tierra cambiara de uso y se dedicara a producir biocarburantes, lo que conlleva la destrucción de bosques y humedales y que las emisiones de CO2 aumenten en lugar de reducirse”. Tras la votación dio la bienvenida a la decisión de “abordar la cuestión de las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el CIUT mediante su inclusión en la legislación”.
Lepage citó incluso textualmente a los agrocarburantes, término utilizado por las ONG para referirse a los biocarburantes, cuando habló de limitar los convencionales e impulsar los avanzados. Posteriormente añadió que se debe dar un tiempo de adaptación a la industria, por lo que propondrá un compromiso en este sentido en la sesión plenaria que se celebrará en septiembre. En cualquier caso, Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes, considera que “cualquier propuesta de limitación a los biocarburantes convencionales resulta hoy por hoy injustificada, ya que, como han puesto de manifiesto recientemente diversos estudios, los modelos CIUT hasta ahora desarrollados carecen de la consistencia, solidez, coherencia y certidumbre científica necesaria para derivar de los mismos consecuencias regulatorias”.
En peligro la continuidad de la industria europea de biocarburantes
APPA Biocarburantes confía en que el pleno de septiembre, que debe aprobar la postura final sobre las reforma de las directivas de energía renovables y de calidad de combustibles corrija la propuesta de Comisión Envi y adopte una posición más equilibrada, en línea con la aprobada hace unas semanas por la de Energía. “De lo contrario –afirman– se estaría poniendo en peligro la continuidad de la industria europea de biocarburantes, que ha invertido miles de millones de euros y creado miles de puestos de trabajo en el marco de las políticas públicas de fomento de su consumo puestas en marcha en la UE en la última década”.
El 5,5 % para biocarburantes de cultivos aprobado por la Comisión Envi y, sobre todo el 6,5 % propuesto por la de Energía, están por encima de lo planteado inicialmente por la Comisión Europea, que propone el 5 %. Esto lleva a las ONG a pensar que la industria mantiene una presión permanente sobre el PE. Marc Olivier Herman, experto en biocarburantes de Oxfam, afirma que “la votación de hoy (por ayer) es insuficiente para frenar la creciente demanda europea de biocarburantes y posibilita que una política cara y fallida continúe fomentando el hambre y el acaparamiento de tierras en los países pobres”. Añade que "la ponente final, Lepage, consiguió evitar el peor escenario manteniéndose firme y enfrentándose a la industria y a los sindicatos de agricultores, que pretendían debilitar aún más la posición del PE”