Basta echar un vistazo a las actuaciones recientes del Ministerio de Industria para comprobar qué es lo que considera prioritario el ministro José Manuel Soria y todo su equipo. En abril de 2012 concluyó el plazo que establecía el Real Decreto 1699/2011 para que se regulara el autoconsumo con balance neto. Llevamos, por tanto, más de un año de retraso para aplicar una norma que dispararía las expectativas de sectores como la fotovoltaica y la minieólica. Que volvería a ponernos en la senda que nosotros marcamos primero y ahora hemos abandonado, dejando que otros países apliquen las lecciones que nosotros les enseñamos y aprovechen su desarrollo.
Desde la llegada del Partido Popular al Gobierno, Soria ha dado a luz un cementerio nuclear, ha apagado las primas a las renovables, ha ideado impuestos nuevos contra las energías limpias, ha dicho en Bruselas no a la Directiva Europea de Eficiencia Energética y ha abandonado el consejo que gestiona la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA). Eso sí, lo que no ha hecho aún es aprobar un decreto de autoconsumo con balance neto. Que supondría un empujón espectacular al empleo porque hay miles de instaladores de renovables en España deseando salir de las listas del paro. Y hay miles de empresas y particulares que quieren ahorrar dinero produciendo y autoconsumiendo su propia energía limpia.
Todo ello sin prima, sin incrementar en un solo euro el déficit de tarifa, a coste cero para las arcas públicas. Que, por el contrario, recibirían los ingresos derivados de cualquier actividad vía impuestos, como sucede, por ejemplo, con las ayudas para la compra de coches. El propio Gobierno nos ha aleccionado una y mil veces con que esas ayudas públicas al sector de la automoción son un buen negocio para España. ¿Por qué no valen también para las renovables? ¿A quién molestan?
El autoconsumo, que sigue avanzando incluso sin balance neto, es un goteo constante de clientes que pierden las grandes compañías eléctricas de Unesa. Consumidores de energía que quieren librarse de la tiranía de un oligopolio que se niega a dejarles marchar aduciendo que va contra los intereses de España. ¿Y mientras tanto qué hace el Gobierno del PP?
Lo que está pasando con el fracking puede dar alguna pista. En los últimos meses la llamada fractura hidráulica para extraer gas no convencional del subsuelo lleva un recorrido normativo meteórico encaminado a darle cobertura legal. En apenas quince días de marzo –dos Consejos de Ministros– un anteproyecto de ley para regular el procedimiento de evaluación de impacto ambiental pasaba a proyecto de ley y empezaba su tramitación. Ya lo dijo Soria el mes pasado: “España no puede permitirse el lujo de perder determinadas carreras”. Hablaba del fracking, por si había dudas. El autoconsumo le despierta menos entusiasmos.
Pero algunas carreras tienen un final imprevisible. Y en todo caso, nosotros sabemos que gana la tortuga.
Hasta el mes que viene.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com