El pasado martes, la ONG Survival International se hacía eco de la denuncia de una comunidad de 225 guaraníes en el estado brasileño de Mato Grosso do Sul, “cuya tierra les fue usurpada para dejar paso a las plantaciones de caña de azúcar”. Dichos cultivos, según los guaraníes, unido a la maquinaria y los pesticidas que se utilizan han arruinado sus vidas en los últimos cuatro años. Survival International señala a Bunge, una multinacional de la agro-alimentación con negocios también en el campo de los biocarburantes. “Está metida de lleno en el pujante mercado brasileño de los biocarburantes y compra caña de azúcar a agricultores que se han apoderado de la tierra ancestral de los guaraníes”, señalan en Survival.
“Nosotros, los guaraníes, no queremos que se plante más caña de azúcar en nuestra tierra… daña nuestra salud, incluida la de nuestros hijos y de nuestros ancianos, y el veneno contamina el agua”. Otras informaciones que cita la ONG relatan que un camión de las plantaciones atropelló a un hombre, que murió a causa del accidente. Estos testimonios recogidos incluyen la denuncia de la utilización de pesticidas pulverizados desde aviones que aterrizan en la comunidad guaraní o el abandono de maquinaria desechada para que se pudra en los arroyos de los que dependen para su suministro de agua. Survival recuerda que “la Constitución de Brasil, así como un acuerdo firmado por las autoridades y los guaraníes, obligan al Gobierno a delimitar sobre el mapa y proteger toda la tierra guaraní, pero dicho programa está prácticamente paralizado y, mientras los guaraníes siguen esperando a que se les devuelva su tierra, ven cómo las consume la imparable ola de la caña de azúcar”.
Piden que Bunge siga los pasos de Shell y abandone tierras indígenas
Bunge emitió ayer un comunicado en el que afirma que el caso afecta a ciertos proveedores de caña de azúcar que cultivan en áreas que podrían ser consideradas autóctonas, pero añade que estas zonas de producción no son suyas y que existen contratos firmados con dichos proveedores que son anteriores a que la multinacional comprara una planta vinculada a las plantaciones. Se escuda en que la situación no está definida legalmente y que “si existe una decisión final de las autoridades competentes en relación con la propiedad de la tierra y es favorable a los indígenas, la compañía de inmediato tomará las medidas necesarias para suspender estos contratos”. Por último, afirma que no renovará dichos contratos cuando esos terminen, que será durante 2013.
Survival recibió una respuesta similar a una carta enviada directamente a Bunge. “La empresa respondió sin remordimientos –confirman–, y dijo que continuará comprando caña de azúcar de la tierra ancestral de los guaraníes hasta que las autoridades brasileñas delimiten completamente la zona como territorio indígena”. Stephen Corry, director de Survival International, declaró que “gran parte de los biocombustibles de Brasil están manchados de sangre indígena, y los que lo utilizan deberían ser conscientes de que su mal llamada opción ética está contribuyendo a la muerte y la destrucción total de los indígenas guaraníes”.
Las denuncias de Survival International llevaron el pasado mes de junio a que otra multinacional relacionada con la compra de materias primas para biocarburantes en tierras guaraníes, Shell, anunciara la suspensión de sus operaciones. Raízen, empresa formada por Shell y la brasileña Cosan, accedió a dejar de comprar caña de azúcar producida en tierras declaradas indígenas por el Ministerio de Justicia de Brasil. Para Stephen Corry, “Bunge debe seguir los pasos de Shell y abandonar la tierra guaraní, sin excusarse en que está esperando al reconocimiento oficial de la tierra, que podría llevar décadas”.