A primeros de octubre la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt tomaba posesión del cargo de primera ministra tras ganar las elecciones. Le faltó tiempo para dejar claras sus pretensiones sobre política energética. El 11 de ese mes, en el marco del Global Green Growth Forum que se celebraba en Copenhague, dijo: “Dinamarca, tiene una larga tradición en eficiencia energética y soluciones verdes. Mi gobierno va a elevar el listón aún más. Vamos a establecer el ambicioso objetivo de que la electricidad y todo el suministro de calor proceda de energías renovables en 2035”. Lo de elevar el listón –que también incluye liberarse definitivamente de los combustibles fósiles en 2050– era imprescindible porque el anterior gobierno liberal–conservador ya se habían planteado objetivos en la misma línea.
Porque, más allá del color político, los daneses tienen muy claro hacia dónde deben caminar. Y la nueva coalición gobernante formada por el Partido Socialdemócrata, el Partido Social Liberal y el Partido Popular Socialista se ha propuesto “incluir en mayor medida que antes el medio ambiente, el clima y la energía en la toma de decisiones”.
Thorning-Schmidt tiene claras otras cosas como la importancia de establecer objetivos a largo plazo. “Porque así, las compañías de energía saben que pueden enfocarse hacia la energía verde. Porque le puedes decir a un fabricante de aerogeneradores que es seguro invertir en nuevos mercados. Y porque con objetivos a largo plazo les dices a las familias que les merece la pena comprar ventanas que ahorren energía o un coche eléctrico, por ejemplo”.
Y también sabe que no va a ser fácil. “El desarrollo verde no va a llegar solo. Tenemos que estar preparados para tomar decisiones difíciles. No todos van a ganar. Algunas partes de nuestra sociedad se verán afectadas negativamente por las medidas que debemos tomar para alcanzar estos objetivos. Tenemos que dejar esto muy claro. Un desarrollo verde requiere de importantes inversiones en tecnologías y soluciones. Y no se hará sin costes en el corto plazo. Pero creo firmemente que a la larga la falta de acción será aún más costosa para todos nosotros”.
La primera ministra ve muchas oportunidades de colaboración entre la administración y las empresas privadas. “En Dinamarca tenemos un centro de pruebas de aerogeneradores en Østerild. Un caso en el que el gobierno, en cooperación con la industria eólica y la comunidad científica, ha creado un centro de importancia mundial. Más ejemplos: una nueva alianza entre los fondos de pensiones daneses, que proporcionan capital a las empresas danesas de energía para invertir en renovables a futuro. Lo que ha ayudado a crear un parque eólico offshore, que cubre el consumo de 400.000 hogares”.
Un sistema eléctrico más inteligente
Más renovables exigen más inteligencia y más flexibilidad en el sistema eléctrico. Así que Dinamarca se ha propuesto avanzar en este campo. Para ello presentará a finales de 2012 una estrategia de expansión de las redes inteligentes. En Bornholm, una isla danesa en el Mar Báltico, se está desarrollando un proyecto a gran escala, el EcoGrid UE, para establecer una red inteligente basada en energías renovables. Permitirá que unos 2.000 consumidores puedan responder a las señales de precios de la electricidad en tiempo real gracias a los contadores inteligentes que equiparán sus casas o negocios. Es solo una muestra, porque el Gobierno tiene previsto elaborar una estrategia conjunta, con todos los sectores implicados, para la creación de redes eléctricas inteligentes. Y en este asunto el tamaño importa. Porque Dinamarca tiene una extensión de 43.000 km cuadrados, aproximadamente como Aragón, donde vive una población de cinco millones de habitantes.
Magnitudes manejables a las que hay que unir un detalle de extraordinaria importancia: la fluida interconexión eléctrica con sus vecinos suecos y alemanes, que facilita mucho cualquier tarea en este sentido. Y que permitió que ya a principios de la década pasada el país consiguiera una gran penetración de energía eólica en la red.
La apuesta por el vehículo eléctrico es considerada clave. Y van a incidir en ello en su presidencia europea, sobre todo a la hora de armonizar la puesta en marcha de las infraestructuras de recarga. Además, en Dinamarca se han ampliado las exenciones fiscales para coches eléctricos hasta finales de 2015.
Una de las obsesiones energéticas del nuevo Gobierno danés, como queda de manifiesto en su informe “Our Future Energy” es la eficiencia. De hecho se han propuesto incrementar las iniciativas de ahorro energético en todas las empresas danesas un 75% en los próximos años. Y antes de que acabe 2013 se presentara una estrategia global para la rehabilitación de edificios existentes. La Ley de Presupuestos de 2012 incluirá ayudas en este sentido que ya se han cifrado en 500 millones de coronas danesas (67 millones de euros) para 2013 y otros 500 para 2014.
¿Cómo financiar la conversión a la economía verde?
Las previsibles pérdidas tributarias a consecuencia de la eliminación del carbón, del petróleo y del gas, así como de la reducción del consumo energético, serán financiadas a través de una reestructuración de los impuestos, que ya propuso el anterior gobierno liberal–conservador en su Estrategia Energética 2050. Y que ha definido el actual Ministerio de Clima, Energía y Construcción. Se proponen tres vías. La primera será un impuesto sobre la seguridad de suministro, que afectará a todos los combustibles, fósiles y biomasa. Otra vía es la llamada Obligación de Servicio Público (PSO) –similar a las primas en España– que pagan todos los consumidores de electricidad añadiendo un suplemento a su consumo. Además, y eso no existe en nuestro país, se añadirá un suplemento al gas consumido, que se recaudará a través de la factura del gas. Por último, están las tarifas de red, que pagarán todos los consumidores y que servirán para financiar las medidas de ahorro energético.
La agenda Clima–Energía
– Las renovables tienen que cubrir el 100% de la demanda energética en 2050. Hoy llegan al 20%.
– Antes, en 2035, toda la electricidad y el suministro de calor tiene que proceder de fuentes renovables.
– Antes, en 2030, no se utilizará ni carbón en las centrales térmicas ni derivados del petróleo en las calderas danesas.
– El Gobierno quiere también que las emisiones de gases de efecto invernadero se reduzcan un 40% para 2020, en comparación con el nivel de 1990 (el objetivo europeo es conseguir una reducción del 20%). En 2012 el Ejecutivo presentará un plan climático detallado que se fija esta meta.
– En 2020 la mitad del consumo de electricidad debe provenir de la eólica. Uno de los proyectos más ambiciosos es el de Kriegers Flak, en el Mar Bático, entre Dinamarca, Suecia y Alemania. Allí se van a licitar 600 de los 1.200 WM de eólica offshore previstos hasta 2020. Además, se han previsto 1.800 MW terrestres. Y se está promoviendo una especie de Secretaría del Aerogenerador, en colaboración con la industria.
– La bioenergía tendrá un papel creciente. Por ejemplo, promoviendo la sustitución de carbón por biomasa en centrales térmicas y de cogeneración. La producción de biogás recibirá más ayudas, tanto para inyectarlo en la red de gas natural como para su uso en procesos industriales.
– Los recursos destinados a I+D+i en tecnologías climáticas y verdes son considerados prioritarios.
– En la UE el Gobierno danés quiere establecer objetivos vinculantes en ahorro energético y renovables. Y quiere que el objetivo de reducción de emisiones de CO2 para 2020 pase del 20 al 30%.
– En el ámbito internacional Dinamarca trabajará activamente por un acuerdo climático internacional, ambicioso y vinculante. Y cumplirá con su parte de la responsabilidad en la reducción de emisiones, en transferencia tecnológica y en financiación climática.
En el país de la eólica el viento es el rey
Dinamarca es cuna de la energía eólica. Ya desde los tiempos de Poul La Cour, que murió en 1908, han sido muchos los pioneros daneses que han ido configurando los actuales aerogeneradores. Durante la segunda guerra mundial una compañía danesa comenzó a fabricar turbinas de dos y tres palas. Y en la década de los 50 se construyó aquí el primer aero de corriente alterna. Hoy, algunos de los mayores tecnólogos eólicos del mundo son daneses, como Vestas o LM. Y cuando todos miran a la eólica marina, multinacionales procedentes de otros países, como la alemana Siemens, que pasa por ser el primer fabricante de aerogeneradores marinos del mundo, ponen sus ojos en Dinamarca. Siemens anunció en junio su intención de invertir en este país 150 millones de euros en dos años para montar un nuevo centro de competencia en la ciudad de Vejle y ampliar la sede que tiene en Brande. Además, establecerá dos centros nuevos de I+D en la ciudad de Aalborg y en la propia Brande.
Cierto es que con los datos de World Wind Energy Association (WWEA), por primera vez desde que se realizan registros, en 2011 Dinamarca sale del Top 10 del mundo en potencia instalada. Pero en un país pequeño era cuestión de tiempo que pasara algo así. La eólica offshore ampliará esas fronteras. El estándar marino de Siemens es hoy una máquina de 3,6 MW. Una minucia si algún día se hace realidad el proyecto UpWind, iniciativa paneuropea emprendida en 2005 bajo la batuta del instituto danés Risø, uno de los más activos en investigación eólica del mundo.
Copenhague, neutral en carbono
La capital danesa, con algo más de medio millón de habitantes, se ha propuesto dar ejemplo a todo el país. La consigna es descarbonizar la ciudad, algo que a bote pronto cabría imaginar más fácil en un país soleado y con temperaturas suaves, que permitiría bajar las necesidades de calefacción o de iluminación. O para utilizar la bici, en lugar del coche privado. Durante la Cumbre del Clima que se celebró en Copenhague en diciembre de 2009 este periodista fue testigo de cómo los reivindicativos pingüinos de hielo que se esculpieron junto a la famosa “Sirenita” no sufrieron en ningún momento riesgo de derretirse porque las temperaturas, de día y de noche, no subían de cero grados.
Para reducir drásticamente la emisión per cápita de CO2 se va a incrementar la apuesta por la eólica. Ya se han asignado cuatro zonas dentro del término municipal de Copenhague para la instalación de 14 aerogeneradores. Los primeros se instalarán en 2013. Y lo más importante: se hará con la participación ciudadana porque cualquier persona puede hacer aportaciones económicas al proyecto. A medio plazo esos aerogeneradores acabarán siendo un centenar, tanto terrestres como marinos. Los cálculos del ayuntamiento es que la eólica permitirá reducir 262.000 toneladas en 2015 y 650.000 en 2025. Contando con que la población habrá crecido entonces unos 100.000 habitantes sobre la actual.
Más información:
www.stateofgreen.com
www.globalgreengrowthforum.com
www.eu2012.dk/en