El equipo está dirigido por los profesores Rajeev Ram y David Perreault, que junto con varios estudiantes de doctorado del centro han desarrollado un sistema inspirado en las redes P2P (del término inglés peer-to-peer, o red de pares).
Según explican en la web del MIT, se trata de un sistema muy sencillo, de un tamaño menor al de la una caja de zapatos, en el que va instalada una unidad de gestión de la energía (PMU) que regula todas las acciones necesarias, permitiendo que la electricidad generada por los paneles solares, u otros sistemas, vaya a parar allí donde se necesite: un ventilador, iluminación, almacenamiento en baterías, recarga de teléfonos móviles…
Esta unidad de control se encarga, además, de comprobar cuanta electricidad es utilizada por cada usuario, proporcionando un registro que puede servir para facturar la energía sin necesidad de contadores individuales.
El equipo del MIT ha estado investigando este sistema durante los dos últimos años y este verano lo probará en dos aldeas de la zona de Jamshedpur, al noreste de la India. Una de estas aldeas no tiene ninguna fuente de electricidad, mientras que la otra sí tiene acceso a la red, pero muy intermitente, con un promedio de dos a tres horas de electricidad al día. Previamente, se reunieron con los líderes de las aldeas y los residentes para discutir sus necesidades.
Algunas de las casas de las aldeas ya cuentan con pequeños sistemas de energía solar creados para alimentar equipos de bajo consumo, luces LED y los teléfonos móviles. Estas instalaciones solares proporcionarán ahora a sus propietarios la oportunidad de obtener ingresos mediante la venta de la energía excedente a los vecinos que no tienen ninguna fuente de electricidad.
Un paso más
El nuevo sistema del MIT opera exclusivamente en corriente continua, lo que simplifica enormemente la instalación, reduce costos y es más seguro de operar para los usuarios, Está diseñado para funcionar a menos de 50 voltios y ha sido diseñado específicamente para atender las necesidades locales.
Los investigadores quieren, además, capacitar a la población local para que construya su propia red. Según explican en la página web, algunos de estos pueblos pueden permitirse “el lujo” de instalar paneles solares en sus casas, o pueden obtener un préstamo para financiarlo. Ser capaz de vender una parte de esa energía a otras casas cercanas a través de una microrred podría permitirles adquirir sistemas más grandes, con algunos de los gastos sufragados por las ventas de energía.
Mientras tanto, los vecinos, sin tener que pagar ningún costo de instalación, dispondrían energía a un costo estimado de entre 2 y cinco dólares al mes, menos de lo que pagan ahora para iluminación, usando queroseno o velas, y de forma más segura y menos contaminante.