Según la agencia rusa SputnikNews, que cita como fuente el diario China Daily, el proyecto se enmarca en la estrategia china de luchar contra la contaminación y fomentar el uso de energías renovables. El diario añade que la planta tendría un tamaño mayor que los proyectos Apolo y la Estación Espacial Internacional, convirtiéndose de esta forma en la mayor instalación situada en el espacio.
El proyecto consiste en construir paneles solares gigantes que captarían la energía solar y la enviarían a un receptor en la Tierra a través de microondas o rayos láser. El mecanismo sería parecido al que describió el escritor de ciencia ficción Isaac Asimov en un relato corto publicado en 1941.
Como China, otros países se han planteado en los últimos años la viabilidad de una central solar en el espacio. Así lo hizo el científico estadounidense Peter Glaser, quien describió en la prestigiosa revista Science un diseño para la central. Japón, país que lidera la tecnología de transmisión de energía sin cables, es otro país interesado en este tipo de proyectos.
12 veces mayor que la plaza de Tiananmén
"Una estación espacial solar con viabilidad económica debería ser verdaderamente grande, con una superficie de los paneles solares de 5 o 6 kilómetros cuadrados", ha declarado Wang Xiji, miembro de la Academia China de Ciencia.
En su opinión, el tamaño idóneo superaría en doce veces el de Tiananmén, la mayor plaza del mundo. Wang, de 93 años y diseñador del primer cohete espacial chino hace cuatro décadas, asegura que la estación "podría verse desde la Tierra como si fuera una estrella".
Según los promotores de la idea, una central solar situada en el espacio ofrecería grandes ventajas respecto a las de la Tierra: mientras las segundas dependen del clima y el ciclo día-noche, la primera podría recoger la energía durante el 99% del tiempo.
De acuerdo con Duan Baoyan, miembro de la Academia China de Ingeniería, podría resolver la insuficiencia energética del planeta porque cada panel espacial generaría diez veces más energía que otro en la superficie de la Tierra.
Pero para que el proyecto vea la luz habría que superar primero unos cuantos retos técnicos de enorme envergadura. Entre otros, el traslado de los paneles al espacio ya que su peso sería de unas 10.000 toneladas, y habría que empezar por disponer de naves capaces de trasladar adecuadamente semejange carga.