El consejero ha apuntado que, "de no reformularse la nueva Ley, se va a generar una situación lesiva en la desalación de agua con energías renovables en Canarias", y recuerda al gobierno en funciones que "el consumo de agua desalada en el Archipiélago es del 100% en el caso de algunas islas, como Lanzarote y Fuerteventura, y de hasta el 60% en Gran Canaria y Tenerife". Además -informa el Gobierno de Canarias-, Pedro Ortega ha afirmado que las condiciones que establece la nueva normativa (el Real Decreto de Autoconsumo) desencadenarían -de entrar en vigor tal cual están ahora- "el incremento inmediato del coste del agua desalada" y, por lo tanto, y en el caso de la agricultura, "un aumento del precio final de los productos para el consumidor". En definitiva, la nueva norma generaría -denuncia Ortega- "una inestabilidad en relación a los precios, que ahora no existe".
Más crudo
Además, en la propuesta remitida al Ministerio de Industria, el Gobierno canario manifiesta que, "de no llevarse a cabo la modificación del Real Decreto los productores volverán a demandar energía de origen fósil para la desalación de agua, un hecho que desde el Gobierno de Canarias se quiere evitar a toda costa". El consejero Ortega pide así pues al Gobierno de España "que introduzca una excepción en el artículo 5 del Real Decreto 900/2015, para que las Islas queden excluidas de los nuevos parámetros que se quieren aplicar para el autoconsumo de energía eólica en desaladoras".
Contexto
Canarias tiene dos problemas: carece de fuentes fósiles de energía (por eso genera prácticamente toda su electricidad con derivados del petróleo que se ve obligada a importar) y carece de grandes masas de agua dulce, por lo que no tiene más opción que desalar agua de mar. Por eso, a lo largo de las últimas décadas, los investigadores y científicos de los principales institutos canarios han buscado -de mil maneras distintas- cómo desalar de la forma más barata posible. Porque resulta que las desaladoras necesitan energía eléctrica para desalar y generar electricidad en el archipiélago siempre ha sido muy caro, mucho más que en la península.
Abaratar
Para abaratar costes, y a la espera de que las energías renovables (autóctonas y más baratas que el petróleo) se conviertan en "la solución total"... las desaladoras las han empleado -han empleado la energía eólica- como "solución parcial". ¿Cómo? Pues sacando de la red -y pagando, consecuentemente- una cierta cantidad de electricidad, y montando a la vez un par de aerogeneradores (o los que fuere menester) para generar con ellos cuanta electricidad quisiera el viento. ¿Objetivo? Autoconsumir esa electricidad y ahorrarse así unos cuantos megavatios hora, que, gracias a los aerogeneradores y los vientos, no tenían que adquirir a Endesa, que controla en régimen de cuasi monopolio la venta de electricidad en el archipiélago.
Impacto ambiental
La legislación contemplaba con buenos ojos esa práctica, pues evita emisiones de CO2 (kilovatio hora generado por el viento es kilovatio que no hay que generar con fuelóleo) y, a la par, genera empleo y negocio. Además, las desaladoras con autoconsumo eran catalogadas como "ahorradores" y no como "generadores" y podían tener en sus aerogeneradores el doble de la potencia que tienen contratada en la red, siempre que no reviertan a esta -a la red eléctrica canaria- más del 50% de la electricidad que producen. ¿Y qué pasa ahora? Pues que el ministro canario ha dejado escrito en su RD de Autoconsumo que uno no puede tener más potencia en viento que la que le tiene contratada a Endesa (véase la potencia térmica que tiene instalada Endesa en la región).
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