“Esta situación es exclusiva del biogás, que es la única renovable que soporta dos veces un impuesto a su producción: primero, como biogás; y, posteriormente, como energía eléctrica, teniendo en cuenta que no son las plantas quienes producen el biogás sujeto al impuesto”. Francisco Repullo repasa en las páginas del último número de la revista Energías Renovables la dramática situación que sufre un sector que también padece el resto de normativas que afectan negativamente a las renovables y que ha ido aprobando el Gobierno del Partido Popular.
Dicho número contiene un especial sobre bioenergía en el que se analizan muchos de los aspectos de la evolución y actual estado de tecnologías e industrias asociadas a los biocarburantes, la biomasa y el biogás. Manuel García, presidente de la sección de Biomasa de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), analiza cómo repercutirá en el sector el último real decreto 9/2013 que establece la retribución a las instalaciones renovables en función de una “rentabilidad razonable” que ha fijado en el 7,5%.
Con datos objetivos en la mano, la biomasa, y más el biogás, saldría a cobrar más porque no llegan a ese 7,5%, pero García sospecha que “intentarán rebajar un poco por aquí y otro poco por allá (…) para que a ellos (el Gobierno) les salga un resultado que les sirva para no poner dinero”. Repullo también mantiene la mosca detrás de la oreja sobre el eficaz cumplimiento de esta norma y recuerda que establece que “sólo se tendrán en cuenta aquellos costes e inversiones que respondan exclusivamente a la actividad de producción eléctrica”. “Esto deja la puerta abierta a excluir gastos administrativos autonómicos y municipales, así como equipamiento y trabajos necesarios para pre o post tratamientos, depuraciones, requisitos medioambientales, etc”, apunta Repullo en una interesante entrevista.