El culebrón de la bioenergía lo han propiciado, para no variar, los biocarburantes, otros que se pueden abonar al lado más fatídico del sector en 2013. Que si se asignan las producciones de biodiésel en España, que si se aprueban medidas antidumping al procedente de Argentina e Indonesia, que si las instituciones europeas deciden “recortar” los biocarburantes de cultivos… Todo esto, y más, han dado de sí los biocombustibles líquidos en 2012. El anuario de este año de Energías Renovables refleja estas noticias, entre otras muchas que protagonizaron la bioenergía.
En el lado positivo hay que mencionar la progresiva extensión de las instalaciones de calderas de biomasa, bien como una iniciativa de partida o como sustitución de equipos más caros y sucios de producción de calor y agua caliente sanitaria con combustibles fósiles. A esta bonanza de la biomasa térmica hay que sumar el desarrollo de la producción de biocombustibles sólidos, entre los que destacan los pélet, pero también biomasas puramente mediterráneas como el hueso de aceituna, y la progresiva implantación de sellos que certifican su calidad.
De vuelta al biogás y la biomasa eléctrica, nada como acordarse del “no-stand” de la Asociación Española de Biogás en la última edición de Expobioenergía, del que colgaba el cartel de “Ausentes por la moratoria”.